por codastudio.dev
Subcontratar estudios externos es una forma cómoda de escalar la producción, pero esa comodidad a veces se convierte en un arma de doble filo cuando algunos clientes buscan recortar costos a costa de los contratistas. En Coda también hemos visto casos así: colaborar con estudios AAA puede ser tan arriesgado como con desarrolladores independientes. Un cliente puede retrasar un pago de seis cifras durante más de cuatro meses, mientras que otro directamente se niega a pagar alegando que la dirección no aprobó los resultados aunque el equipo de arte estuviera satisfecho.
Estos ejemplos apuntan a un problema sistémico que mezcla inestabilidad económica, cultura de explotación y regulación débil. En este artículo explicamos cómo ocurren estas estafas, por qué se han normalizado y cómo protegerte, con casos reales y experiencia propia.
Historias de engaño
Hay infinidad de situaciones en las que se engaña a freelancers y estudios de outsourcing, pero la mayoría de disputas encajan en tres categorías.
Desequilibrio de poder desde el inicio
Se trata de compañías públicas y reputadas que deciden ahorrar a costa del trabajo ajeno. Casi siempre exigen firmar un NDA antes de empezar, que no solo prohíbe hablar del proyecto sino incluso mencionar la colaboración. Romperlo puede derivar en multas y pleitos bajo la jurisdicción del cliente, por lo que muchos escándalos solo salen a la luz cuando el contrato termina.
Luego llega el contrato, normalmente redactado por el cliente y centrado en proteger sus intereses. Suele detallar sanciones por retrasos del proveedor pero rara vez contempla la responsabilidad del cliente por pagos tardíos. Intentar negociar es difícil porque los grandes estudios no suelen dedicar tiempo a cambios y su postura implícita es clara: si no aceptas, encontraremos a otro. El resultado es un proveedor colocado en desventaja.
Sin entidad legal
También existen supuestos clientes que nunca pretendieron lanzar nada y solo buscaban trabajo gratis. Bajo el seudónimo Kova se ofrecieron puestos para Zeal y AetherBound con 20 a 60 horas semanales y tarifas bajas, promesas de inversión y contactos con grandes estudios. Después se descubrió que la empresa ni siquiera estaba registrada y Kova desapareció sin pagar tras meses de trabajo, algo que solo se supo cuando las víctimas compartieron capturas.
En 2024, otro caso ofrecía 10000 dólares al mes por crear herramientas en Unreal Engine y pedía datos bancarios para el pago, pero desapareció sin contrato. Más tarde se supo que reutilizaban contenido no remunerado para demos o captación de fondos.
Trabajo freelance gratuito
La mayoría de engaños impacta a freelancers. En plataformas como Fiverr o Upwork abundan clientes que desaparecen tras la entrega o exigen revisiones interminables sin pagar. Esto afecta sobre todo a recién llegados que aceptan riesgos para ganar experiencia y piezas de portafolio.
Un artista trabajó de 2013 a 2016 para un proyecto financiado en Kickstarter, creó más de mil assets, rechazó ofertas mejores y trabajó casi sin descanso, pero no cobró los últimos seis meses. Otro, desde Alemania, colaboró en remoto para un estudio portugués, cobró todas las facturas menos la última de 1200 euros. Tras promesas de pago inminente lo bloquearon en Discord y dejaron de responder por correo. Demandar costaba más que la deuda, y eso es justo lo que el cliente calculó. Un tercer profesional cobró por horas durante dos semanas y en la fecha de pago el cliente dijo que el trabajo no alcanzaba su estándar y se negó a pagar.
Por qué ocurre
Los impagos y fraudes en el outsourcing no se reducen a uno o dos malos actores. Desde 2022 el sector está bajo enorme presión: cierran estudios, cientos de miles de desarrolladores han perdido su empleo y la competencia ha llevado las tarifas al mínimo. En ese contexto, hasta un pruébalo gratis puede parecer tentador. Los estafadores y empresas oportunistas se aprovechan con ofertas falsas, promesas de acceso a proyectos grandes y se llevan contenido sin pagar.
La frontera entre entusiasmo y explotación es cada vez más difusa. Hay modders que crean contenido masivo para juegos AAA y no siempre reciben crédito. Incluso hay proyectos donde parte del contenido lo producen voluntarios sin remuneración. La línea entre pasión y abuso se ha vuelto peligrosa.
El desequilibrio de poder agrava todo. Estudios pequeños y freelancers compiten por pocos proyectos, rara vez tienen margen para imponer condiciones y la mayoría de contratos estándar solo protege al cliente. Si además el pago pasa por intermediarios, el proveedor puede perderse en la burocracia sin recursos para litigar. Y un pleito internacional suele costar más que el contrato.
Esto alimenta una crisis mayor. Los presupuestos AAA no paran de crecer y superar con facilidad los 200 millones, con rumores de producciones que rondan cifras mucho más altas. Aun así, la industria sigue apostando por nombres famosos y marketing que no siempre se traduzcen en retorno. Cuando un juego falla, el riesgo recae en equipos internos y socios externos. Los impagos y retrasos dejan de ser accidentes y se convierten en síntomas de un modelo que necesita corrección sistémica.
Cómo protegerte
1. Documenta todo
Antes de empezar se firman dos piezas clave: el NDA y el Contrato. Son los instrumentos para describir la relación y resolver disputas. Lo ideal es consultar a una persona experta en derecho que ayude a interpretar cláusulas y proponer ajustes.
Condiciones de pago: define con precisión el proceso. Por ejemplo, una vez entregado el trabajo y emitida la factura, pago en 15 días. Indica desde qué cuenta pagará el cliente y a qué cuenta debes recibir.
Revisiones: fija un número máximo o al menos un esquema de cambios y su remuneración. Asegúrate de que las expectativas estén descritas desde el inicio.
Resolución de conflictos y fuerza mayor: establece cómo y cuándo terminar, pausar o extender la colaboración.
2. Investiga a tus clientes
Comprueba que existen y son fiables. Revisa registro mercantil, domicilio y número de identificación. Una búsqueda rápida puede revelar fundadores, tamaño de plantilla y legitimidad.
Analiza reseñas y presencia profesional en plataformas, redes y foros. Observa si han asistido a eventos del sector y si su equipo participa en asociaciones o comunidades técnicas. Habla con proveedores anteriores cuando sea posible y empieza con una prueba pequeña que reduzca el riesgo. El networking es clave porque el sector es más pequeño de lo que parece.
Y recuerda que, por mucho amor que tengamos por los videojuegos y la creatividad, esto también es negocio. La prudencia no es desconfianza, es supervivencia.
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