Muchas veces pensamos que los bugs en producción se deben a grandes olvidos o a lógicas complejas que fallan. Pero a veces es lo más pequeño, un simple error tipográfico, lo que se cuela entre todas las barreras y provoca problemas en entornos reales.
Hace poco viví una de esas situaciones en un proyecto con Rails. No fue un gran crash, pero sí rompió una parte de la lógica de negocio bajo condiciones específicas. Lo más importante es que me dejó lecciones valiosas sobre code reviews, rubocop y disciplina de pruebas que quiero compartir.
Capas de seguridad que ya teníamos
- Comprobaciones pre-commit para detectar errores obvios
- Casos de prueba con RSpec para validar la lógica
- Pipelines de CI para aplicar estándares y ejecutar verificaciones
- Revisiones de código para asegurar supervisión humana
- QA antes de desplegar
Con todo esto, cualquiera pensaría que ningún typo podría colarse. Entonces, ¿cómo ocurrió?
Dónde falló todo: Rubocop y un auto fix demasiado servicial
En este proyecto Rails usamos Rubocop para hacer cumplir el estilo. Normalmente corregimos de dos maneras: corrigiendo a mano o ejecutando rubocop -A para arreglos automáticos.
Esta vez elegí una tercera opción: aceptar una sugerencia de mi IDE con IA. Ahí empezó el problema.
La sugerencia cambiaba una ordenación de .order start_date DESC a .order start_date: :des.
¿Ves el detalle? :des es un typo; debía ser :desc.
Rubocop no lo detectó. Las pruebas no cubrían esa línea exacta. Las personas revisoras lo pasaron por alto. Y el código llegó a producción.
Qué pasó después
Unas horas tras el despliegue vimos el fallo en una consulta contra la réplica de lectura. Para entonces, la tarea rake ya se había ejecutado. Por suerte, el impacto fue limitado y revertimos rápido.
Tras probar adecuadamente, corregimos y redeployamos con seguridad. La lección fue clara: la automatización es potente, pero no infalible.
Aprendizajes clave para desarrolladores Rails
- No saltes QA cuando haces cambios aparentemente menores. Aunque toques estilo o detalles mínimos, valida las áreas funcionales afectadas.
- Revisa los cambios en staging antes de hacer commit. No confíes ciegamente en los auto fixes. Verifica qué se está comprometiendo en tu nombre.
- Vuelve a revisar tu PR en GitHub o GitLab. Una segunda mirada suele atrapar lo que se escapó en la primera.
- Mantén un sano escepticismo con las sugerencias de IA y del IDE. Son excelentes herramientas, pero la responsabilidad final de lo que se despliega es tuya.
Reflexión final
Los typos son pequeños, su impacto no. Entre Rubocop, pipelines de CI y revisiones humanas tenemos buenas redes de seguridad, pero ninguna sustituye al código consciente y a las revisiones meticulosas.
La próxima vez que tu IDE te sugiera algo útil, pausa un segundo. Esa comprobación rápida puede ahorrarte el bug de una letra que inspiró este artículo.
Y tú, ¿has visto alguna vez cómo un detalle mínimo se cuela en producción pese a todas las defensas?
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