Durante años, RC4 estuvo en todas partes. Los navegadores lo usaban para proteger conexiones TLS. Muchas VPN dependían de él. El Wi-Fi, a través de WEP, lo llevó a millones de hogares y oficinas. Era el cifrador al que confiábamos las conversaciones más privadas de internet. Y sin embargo hoy RC4 está prohibido, deprecado y recordado como una advertencia. ¿Por qué? Porque sus fallos no fueron teóricos: se explotaron en la vida real.
Qué es RC4. RC4 es un cifrador de flujo diseñado a finales de los 80. A diferencia de los cifradores de bloque, genera un flujo continuo de bytes llamado keystream o flujo de clave. El cifrado es tan simple como texto_cifrado = texto_plano XOR flujo_de_clave. La recuperación del mensaje realiza la misma operación porque XOR se deshace a sí misma.
Por dentro, RC4 mantiene una permutación de 256 bytes y dos contadores. Tiene dos fases: KSA, que mezcla el estado con la clave, y PRGA, que recorre el estado, intercambia posiciones y emite un byte de flujo por paso. Su implementación cabía en pocas líneas de C; esa sencillez y su velocidad impulsaron su uso masivo.
Por qué RC4 es inseguro. Con el tiempo, la criptoanálisis reveló que la simplicidad tenía coste. Primero, el flujo inicial presenta sesgos: los primeros bytes no son uniformes y algunos valores aparecen con más frecuencia. Con suficientes muestras, esos sesgos filtran partes del texto en claro, algo aprovechado contra cookies TLS en entornos reales. Segundo, el key scheduling es débil: la inicialización filtra información de la clave. En WEP, donde cada paquete usaba IV concatenado con la contraseña, esas filtraciones permitían recuperar la clave Wi-Fi por mera escucha. Tercero, no define disciplina de nonces: si se reutiliza el mismo flujo de clave dos veces, se cumple C1 XOR C2 = P1 XOR P2, lo que revela estructura de ambos mensajes de inmediato. Por último, RC4 no aporta integridad: solo confidencialidad. Si cambias un bit del cifrado, ese bit cambia en el texto en claro. Sin autenticación mediante MAC o esquemas AEAD, el tráfico es maleable.
RC4 en código. Puedes implementarlo en pocas líneas para aprender cómo funciona, pero solo con fines educativos. No debería usarse en sistemas nuevos ni en producción.
Consecuencias reales: la brecha de TJX. Entre 2005 y 2007, atacantes capturaron tráfico WEP desde los aparcamientos de tiendas T.J. Maxx y Marshalls y rompieron la clave Wi-Fi. Por qué funcionó: WEP usaba RC4 con IV de 24 bits, público y con repeticiones frecuentes. Con el key scheduling débil de RC4, bastaba recolectar tráfico para recuperar la contraseña de forma estadística. Qué pasó después: una vez dentro de la red Wi-Fi, que estaba puenteada con la LAN corporativa, instalaron sniffers en los puntos de venta. Impacto: decenas de millones de tarjetas robadas, cientos de millones en daños y años de auditorías obligatorias. No fue un zero-day, sino debilidades conocidas de RC4 amplificadas por el diseño de WEP, convertidas en un ataque práctico de recuperación de claves.
La lección: confianza y cómo la perdimos. RC4 no era marginal: fue el cifrador más desplegado del planeta durante casi dos décadas. Industrias enteras depositaron sus secretos en sus manos. Por qué ocurrió: era rápido y simple, todos lo usaban y parecía no estar roto. Pero la popularidad y la comodidad no son pruebas de fortaleza. Cuando surgieron ataques prácticos, RC4 estaba tan arraigado que desactivarlo llevó años, y en algunos casos llegaron primero las brechas.
Qué nos enseña RC4 sobre la confianza. La popularidad no es evidencia. La verdadera defensa es la escrutinio abierto y hostil sostenido durante años. La agilidad forma parte de la seguridad: los sistemas deben poder deprecar primitivas rotas con rapidez. El pecado de WEP y de TLS con RC4 no fue solo adoptarlos, fue mantenerlos cuando ya había señales de alarma. Y hoy el mínimo razonable es AEAD: esquemas como AES-GCM y ChaCha20-Poly1305 no solo cifran, también definen el manejo de nonces y proporcionan autenticación por diseño, cerrando las grietas que RC4 dejó abiertas.
Pensamiento final. RC4 demuestra que la seguridad no es una decisión puntual, sino un proceso continuo de escepticismo, pruebas abiertas y capacidad de adaptación. El error no fueron solo los fallos de RC4, fue la confianza mal colocada en ellos. Para no repetir la historia, debemos tratar la confianza como algo que se gana con diseño abierto, criptoanálisis implacable y la agilidad para corregir el rumbo cuando el conocimiento evoluciona.
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