Cómo enseñarle a mi madre a usar una app de reparto me reveló el propósito real de la tecnología
La llamada que lo cambió todo
La semana pasada, mi madre me llamó con una emoción que reconocí al instante: hoy pedí comida yo sola. Para muchos sería algo menor; para mí, fue uno de los momentos más significativos del año. Detrás de ese pequeño triunfo hay una historia mayor sobre los millones de personas que la tecnología deja atrás y sobre por qué cerrar esa brecha se ha convertido en mi misión.
Crecer entre dos mundos
Nací en una ciudad de quinta categoría en el noroeste de China, un territorio de lomas interminables y carreteras que se retuercen entre montañas. La economía local sobrevivía entre minas de carbón en declive y un turismo irregular. Un viaje corto al centro provincial duraba dos horas y media. En secundaria leí sobre la radiación cósmica de fondo y la posibilidad de huellas de universos paralelos. En un aula estrecha, rodeada de exámenes sin fin, comprendí dos verdades a la vez: el universo era infinito y yo era diminuta, pero precisamente por eso podía aspirar a algo más grande. Tenía que salir y buscarlo.
Cuando la geografía decide el destino
Años después, a mi padre le diagnosticaron necrosis avascular de cadera. En nuestro pueblo, eso equivalía a una condena para caminar con secuelas de por vida. Me negué a aceptarlo. Tras horas de investigación en internet, localicé a uno de los mejores traumatólogos del país. Abría una ventana breve de consulta privada; subí las radiografías sin muchas expectativas. Respondió. Nos dio fecha de cirugía. Mi padre dudó: déjalo, demasiadas molestias. Mi madre y yo insistimos. La operación fue perfecta. Hoy camina con normalidad, el único de su círculo en recuperarse por completo. Lo entendí de forma visceral: mis habilidades cambiaron su destino. Y también me atormentó la pregunta de fondo: por qué la recuperación debe depender de tener un hijo o hija capaz de navegar sistemas digitales, o del azar del lugar de nacimiento.
El despertar digital de mi madre
Su lucha era distinta, pero igual de reveladora. Años con hombro congelado, dedos hinchados y atrofia en las piernas. Siempre decía que estaba bien. La llevamos a un especialista de referencia y en cuarenta minutos diagnosticó y trató. Días después me llamó, aliviada: funcionó. Sin embargo, el cambio profundo llegó con el mundo digital. No sabía usar el metro, reservar un viaje ni pedir comida. En un viaje, tras encargarme de todo como siempre, criticó mi forma de organizar. Perdí la paciencia: hago todo porque te niegas a ponerte al día. Se quedó en silencio. Algo cambió. Empezó a intentarlo. Primero, pedir su propio coche. El metro requirió cuatro sesiones de enseñanza, pero un día fue sola y volvió sin contratiempos. El verdadero punto de inflexión llegó cuando, tras una cirugía ocular, yo no podía mirar pantallas. Mis padres quisieron pedir comida y la app era jeroglífica para ellos. Sentí frustración: cómo es posible sentirse fuera de juego tan pronto. Horas después, otra llamada: lo hice, pedí comida yo sola. No era solo un pedido. Era recuperar autonomía y dignidad en un mundo que la estaba dejando atrás.
La misión real de la tecnología
Estas experiencias cristalizaron preguntas que me rondaban desde hacía años: por qué existen problemas con soluciones probadas que aún no alcanzan a millones, por qué la misma tecnología produce resultados tan distintos según el código postal, por qué el lugar de nacimiento debe condicionar el acceso al progreso colectivo. Damos por inevitables la brecha urbano rural y el salto generacional. Pero creo que la tecnología existe para tender puentes, no para ensanchar fisuras. Los avances en inteligencia artificial son emocionantes, pero la tecnología sin humanidad se queda hueca. Celebramos la disrupción y la escala, y a veces olvidamos a quienes luchan por no quedarse atrás. El propósito fundamental sigue siendo mejorar la vida, preservar la dignidad y ayudar a que todos vivan con más plenitud.
Construir un futuro más inclusivo
Este es el desafío de nuestro tiempo: reducir barreras para que la tecnología sirva a todos, diseñar con empatía para que la complejidad no se convierta en exclusión y asegurar que el progreso se traduzca en bienestar compartido. En Q2BSTUDIO vivimos esta convicción en cada proyecto. Diseñamos y desarrollamos aplicaciones a medida y software a medida centrados en accesibilidad y experiencia de usuario para personas reales. Implementamos inteligencia artificial e ia para empresas con enfoque responsable, desde agentes IA que automatizan tareas hasta modelos que asisten a personas con baja alfabetización digital. Combinamos ciberseguridad y prácticas de pentesting, servicios cloud aws y azure, y servicios inteligencia de negocio con power bi para que la innovación sea segura, escalable y accionable. Cuando corresponde, sumamos automatización de procesos y analítica avanzada para que el impacto se note en el día a día de familias y equipos.
Llamado a mi generación
A quienes trabajamos en tecnología y vivimos acelerados: cuándo fue la última vez que miramos hacia nuestros padres. Ellos quizá no cuenten sus dificultades. Nuestra ayuda casual, reservar una cita o enseñar una app, puede transformar vidas. Minutos nuestros pueden devolver años de dignidad. La sociedad no debería convertir el acceso a recursos en un privilegio. El sentido del avance es la prosperidad compartida. Cuando miro a mis padres veo a millones de personas enfrentando barreras similares. Y recuerdo por qué nuestro trabajo importa.
Hacia dónde vamos
La tecnología no solo debe disrumpir industrias. Debe sanar, empoderar, reconectar. Ese pequeño logro de mi madre pidiendo comida sola no trataba de un reparto, sino de recuperar su lugar en un mundo cambiante. Este es el futuro que estamos construyendo en Q2BSTUDIO: herramientas cálidas, seguras y útiles que acercan el progreso a todos. Que nadie se quede fuera por su edad, su barrio o su dispositivo.
Nota de contexto
Datos recientes como los del Office for National Statistics sobre acceso a internet en hogares e individuos refuerzan lo evidente: aún queda camino para cerrar la brecha digital. La buena noticia es que tenemos los medios y el compromiso para hacerlo.
Sobre mí y sobre Q2BSTUDIO
Soy investigadora y builder en el cruce entre producto e IA, y en Q2BSTUDIO colaboro con equipos que disfrutan resolviendo problemas reales. Si te interesa convertir ideas en soluciones inclusivas con aplicaciones a medida, inteligencia artificial, agentes IA, ciberseguridad, servicios cloud aws y azure, o inteligencia de negocio con power bi, hablemos.
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