React Native es un framework que permite escribir una vez en JavaScript y ejecutar la misma base de código tanto en iPhone como en Android. Parece magia, pero detrás hay varios mecanismos que traducen las instrucciones de JavaScript a lo que entiende cada sistema operativo.
Antes de explicar cómo funciona hoy, conviene entender el problema que resuelve. Tradicionalmente las aplicaciones iOS se programan en Swift u Objective-C y las Android en Java o Kotlin. Eso obligaba a construir lo mismo dos veces y multiplicaba el coste y el tiempo de desarrollo.
React Native propone una alternativa: desarrollar la interfaz y la lógica en JavaScript y delegar en el runtime la comunicación con los componentes nativos. Esto acelera la creación de aplicaciones y reduce la necesidad de mantener dos equipos distintos.
En sus inicios React Native utilizaba un puente que actuaba como traductor entre JavaScript y el código nativo. El motor JavaScript vivía aislado y cada acción que necesitaba la interfaz o recursos del dispositivo pasaba mensajes por ese puente. Ese enfoque funcionaba, pero generaba latencia y podía provocar falta de fluidez en animaciones y actualizaciones frecuentes.
Hoy React Native ha evolucionado y combina varias piezas nuevas que mejoran el rendimiento. Entre las claves están Fabric, JSI y TurboModules. Fabric es una capa de interfaz de usuario que programa cambios de forma asíncrona y por lotes, lo que permite animaciones más suaves. JSI es una interfaz que permite a JavaScript invocar funciones nativas directamente, evitando el cuello de botella del puente tradicional. TurboModules permite cargar módulos nativos de forma perezosa y acceder a ellos directamente cuando son necesarios, reduciendo tiempo de arranque y consumo de memoria.
Para desarrolladores esto se traduce en menos fricción entre la parte lógica y la parte nativa, posibilidad de animaciones complejas sin jank y una experiencia de mantenimiento más sencilla al trabajar sobre una sola base de código. Para usuarios significa aplicaciones más fluidas, menor consumo de batería y tiempos de inicio más rápidos.
Una analogía para entenderlo mejor: antes JavaScript era un turista que pedía todo a través de un traductor que iba y venía a la cocina por cada petición. Ahora JavaScript tiene acceso directo a la cocina, puede hablar el idioma y los pedidos se preparan en bloque y con eficiencia.
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En resumen, React Native ha pasado de depender de un puente lento a una arquitectura que permite comunicación directa, programación eficiente de la interfaz y carga optimizada de módulos. El resultado son aplicaciones que parecen nativas sin tener que desarrollarlas dos veces, y empresas como Q2BSTUDIO pueden ayudarte a sacar el máximo partido integrando además inteligencia artificial, servicios cloud, ciberseguridad y business intelligence en tu proyecto.
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