Los ingenieros de pruebas con experiencia y unas prácticas de Quality Assurance transparentes siguen siendo esenciales para asegurar que las aplicaciones de software funcionen como se espera y para reducir el riesgo de sorpresas desagradables. Sin embargo, pruebas mal planificadas pueden descarrilar la capacidad de una empresa de software para entregar productos a tiempo, creando cuellos de botella y presión innecesaria.
En épocas anteriores era común desarrollar productos de software en ciclos muy largos, con grandes compañías tardando años en construir sistemas operativos o suites de productividad y con una fase de pruebas bien diferenciada antes del lanzamiento. Cuando surgían problemas en producción, a menudo se señalaba a los equipos de QA, lo que generaba una sobrecarga de responsabilidad que no siempre era justa ni efectiva.
Las aplicaciones son complejas y se ejecutan en múltiples escenarios y entornos. Es imposible cubrir cada caso de uso y, además, existen fechas límite estrictas. Por eso muchas organizaciones adoptaron ciclos de lanzamiento más cortos y versiones con cambios de alcance reducido, pero todavía persistía la idea de que QA era la última barrera antes de enviar el producto al mercado.
Hoy en día muchas empresas están transitando de QA a Quality Engineering o QE. Mientras QA asegura procesos y sistemas, y Testing o Quality Control evalúa el producto, QE integra prácticas de ingeniería: testabilidad, automatización, CI CD y bucles de retroalimentación para construir la calidad desde el inicio en lugar de inspeccionarla al final. No se trata de abandonar técnicas tradicionales, sino de incorporar la calidad en cada etapa del desarrollo y distribuir la responsabilidad entre todos los miembros del equipo.
El enfoque QE persigue resultados claros: tiempos de entrega más rápidos y productos de mayor calidad. Para lograrlo hace falta un cambio cultural. Los desarrolladores deben preocuparse por la calidad tanto como por las funcionalidades y las métricas internas deben recompensar la robustez y la mantenibilidad, no solo la cantidad de código o características entregadas. Además la dirección debe proporcionar herramientas y tiempo: entornos de pruebas adecuados, pipelines de build sólidos y espacio para mejorar código legado.
En la práctica hay obstáculos técnicos. Muchos sistemas heredados fueron diseñados sin testabilidad en mente y convertirlos en probables de testear requiere mejoras graduales que pueden llevar meses o años. Aun así, muchos equipos ya aplican principios QE sin llamarlos así: startups y empresas pequeñas tienden a tener una responsabilidad compartida por la calidad, y equipos maduros de ingeniería suelen integrar tests, revisión de código y automatización dentro de su flujo de trabajo.
Para avanzar de QA a QE es necesario actuar sobre la mentalidad y sobre los procedimientos. En cuanto a mentalidad, formaciones, talleres y coaches pueden ayudar a interiorizar la responsabilidad compartida por la calidad. En lo procedural hay áreas clave: prácticas fundamentales como testing unitario, revisiones de código y análisis estático; diseño para la testabilidad con datos de prueba estables y paridad de entornos; y mantener independencia formal en contextos regulados o críticos.
También es importante desplazar las comprobaciones hacia la izquierda y hacia la derecha. Shift left implica diseñar sistemas fáciles de probar y ejecutar verificaciones tempranas con desarrolladores y testers colaborando para detectar problemas cuando son más baratos de solucionar. Shift right extiende QE a producción mediante observabilidad, canary releases, monitorización sintética, feature flags, análisis automatizado de canarias y procedimientos de rollback para validar la calidad de forma continua.
En organizaciones grandes, equipos de Site Reliability Engineering o plataformas suelen encargarse de monitorización, estrategias de despliegue y respuesta a incidentes, y en QE es clave colaborar con ellos para que las evidencias preproducción y las señales de producción formen un único bucle de retroalimentación. QE además trata riesgos no funcionales como rendimiento, fiabilidad, seguridad y accesibilidad como prioridades, con pruebas explícitas y monitorización en tiempo de ejecución.
La herramienta perfecta no existe. En QE conviene integrar herramientas que trabajen bien entre sí: un sistema de gestión de pruebas que registre qué pruebas existen y sus resultados, pipelines de integración y entrega continua que ejecuten pruebas automáticamente y herramientas de monitorización que observen producción. Lo esencial es que estas herramientas se comuniquen: cuando una prueba falla debe ser trazable hasta el requisito original y hasta la versión desplegada. Hay que automatizar solo lo fiable; la automatización frágil genera falsas certezas y desperdicia recursos.
En Q2BSTUDIO aplicamos estos principios en proyectos reales. Como empresa de desarrollo de software y aplicaciones a medida aportamos experiencia en software a medida, inteligencia artificial e ia para empresas, además de servicios de ciberseguridad y pentesting, servicios cloud aws y azure y soluciones de servicios inteligencia de negocio y power bi. Nuestro equipo integra prácticas de QE desde la planificación hasta la operación, combinando desarrollo de aplicaciones con testabilidad, automatización y observabilidad para reducir riesgos y acelerar despliegues.
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En resumen la calidad no es una fase final sino parte de todo lo que hacemos. QE busca que cada miembro del equipo piense en calidad y que quienes construyen y ejecutan el código asuman la responsabilidad de que funcione correctamente. Todavía hacen falta testers especialistas para exploración y casos complejos, pero el cambio de QA a QE es esencialmente un cambio de mentalidad y de prácticas más que una simple compra de herramientas. Ajusta la mentalidad primero y luego invierte en las herramientas que la soporten para obtener mayor predictibilidad, menos fuegos y lanzamientos más fiables.